Compañía ekekos.
Coreógrafo e intérprete. Juan Carlos Rivera.
Sinopsis:
Si bien el espectáculo está compuesto estructuralmente por dos piezas “Donde está m.?” y “MACHO”. Las dos giran entorno a ese punto inestable que llamamos identidad, ¿de quién?. Del coreógrafo e interprete que es Boliviano y nacido en pleno mandato del Dictador Banzer, que crece y madura con una Bolivia Paradigmática, que es sensible a las crisis identitarias actuales. Las piezas son autoreferenciales y construidas para jugar con la imaginación del público. Está dirigido a ese público que se anime a entregarse al arte, a jugar entre la duda si m. realmente no ha llegado y confrontar la herida ontológica de un desaparecido, a encontrar en la desaparición del cuerpo del bailarín en la obra de danza la metáfora de una Bolivia que es incapaz de hacer duelo por sus muertos porque no han quedado huesos, a confrontar una obra de danza sin bailarines. A jugar con una genealogía de MACHOs, una historia de dominadores, de abusadores pijudos, y a recorrer todo ese territorio del cuerpo allende el pene y poder metaforizar la sensibilidad de la caricia, del llanto, del abrazo en una danza de afectos para comprender la complejidad de la subjetividad masculina (y la femenina, la trans, la homosexual, y todos los colores posibles por espejo) y su crisis en la sociedad pos-moderna. Para esos adolescentes (metafóricamente o no) cuya identidad esta en maduración y permitirse entender la tradición de mandatos machistas como histórica, y de poder encontrar en sus pliegues la sensibilidad propia, la empatía para ver a otros, de poder bailar los afectos. Para poder ver en un desnudo no la belleza sino la fragmentación de la identidad masculina que es MACHO y sensible, que es fuerte y vulnerable.
El espectáculo pone la biopolítica en escena.
Donde esta m.?
El coreógrafo informa al público que el interprete no ha llegado, los coloca en la posición de tener que imaginarlo. A este bailarín imaginario el coreógrafo cumple su función de dictador y lleva a m. y al público a recordar los trágicos episodios durante los gobiernos defactos de Banzer y García Meza; confronta el terrorismo de estado a la vulnerabilidad de doña Domitila, el miedo de la hija de Marcelo y el martirio de Lucho. El climax es un escenario vacío, con bandas sonoras de la época y los coros del tema “latinoamérica” de calle 13 cantando “tu no puedes comprar mis dolores… no puedes comprar mi vida … mi tierra no se vende” movilizando la afectividad, la empatía y la reflexión. Donde la muerte no puede representarse. Pero se la percibe. Termina inquiriendo al público para poner el cuerpo frente a las atrocidades. En una Bolivia sin duelo.
MACHO
En una espiral concéntrica un cuerpo se esconde detrás de un cohete que lleva como pene, en cada estación va marcando su genealogía de Machos el Inca Tupak Yupanki, Pizarro, Katari, Bolivar, Wilka, Paz Estensoro y Morales, los mandatos se van escribiendo en la piel, el guerrero, la penetración, el dominio la risa irónica, un cóndor. La historia Katarista hegemónica o contra-hegemónica pero siempre macho cierran en un arco con Evo y su cohete espacial. Todos omni-poderosos-pijudos.
En el centro bajo el cenital un cuerpo se abre paso detrás del Pene y nace una danza de afectos en un cuerpo desnudo y con las huellas escritas en su superficie.
El cuerpo MACHO es fragmentado por el llanto, las caricias y la danza en la espiral recorrida inversamente, excéntrica.
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