Muestra de Videodanza Escena 2.0

[Carolina Marín Rubio]

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Argentina es mundialmente reconocida por su carne. Carne que alimenta a los carnívoros y carne que seduce a los carnales. Dos significados de una misma palabra que tiene un papel central en la sociedad porteña. Un mercado permanente de carne en donde el cuerpo es un producto y el pueblo insaciable quiere consumir sin límites. Sexo y gula, cirugías estéticas y cortes de res; bife, asado, churrasco, tapa de nalga y tapa de revista con la nalga de alguna mujer. Parrillas y boliches donde la carne sube de temperatura para ser más provocativa, jugosa-sudorosa; mujeres “producidas” con carne bien distribuida, empacadas al vacío; carne plastificada mal distribuida en la sociedad. Una lucha permanente por perder kilos del cuerpo y devorar kilos de carne. Un canon de belleza que masifica, estandariza y convierte a las mujeres en versiones del mismo producto (reproducciones), cada vez con menos rostro y más nalga; hembras que ansían tener protuberantes glándulas mamarias (ya no para alimentar mejor a sus descendientes) sino para conseguir un macho con el cual practicar el acto reproductivo (protegiéndose de no procrear). Silicona en las tetas, niños sin leche, preservativos en la carne y en el cuerpo.

Todo en una gran cadena de mercado que recorre los medios masivos de comunicación y mantiene a la sociedad con ansiedad de consumir carne y carne.