Déjame, mi amor, que te ame
como jamás haya amado.
déjame que sobre tu pecho
mis labios te vayan rozando.
Déjame que cual paloma
surque vientos encrespados,
y vaya de loma en loma
hasta llegar a tus brazos.
Déjame que yo derrame
mi fervor en tus mejillas,
en ese acto, déjame que sienta
la dulzura de tus caricias.
Déjame, mi amor, que muera
del entusiasmo sentido.
Hacia tu vera la lejanía deje
para vivir este amor tan querido.
Déjame que mi corazón te ame
más allá de todo amor
y un cántico de gloria
genere nuestro ardor.
Déjame que yo sea aliento,
brisa que tu faz acaricie.
Espejo de tus ojos sea,
mi faz en ellos se mire.
Déjame ser remolino,
torbellino de delicia,
déjame ser la alborada
que te nimbe de ambrosía.
Déjame llegar a tu cuerpo
latidos de tu corazón
déjame que al tuyo fundido,
el mío te sea fruición.
Déjame ser tu suspiro,
El sonido de la fontana,
que derramando su agua
labra camino en tu alma.
Déjame que sea la aurora,
que te despierte del sueño.
en tu corazón me mire.
Como del mío dueño
Déjame que mi ser te quiera,
como siempre ha anhelado
de vero amor en ti vertido,
sientas tu ser embriagado.
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